Finalizado el verano, las borrascas empiezan a hacer su aparición por todo el país. Aunque puede parecerte algo cotidiano, para el campo traen mucho más que agua: son vida. Ten en cuenta que la meteorología dicta buena parte del éxito de la cosecha y la calidad del aceite. Ahora bien, ¿las precipitaciones son positivas o negativas para el sector oleico? Descubre la importancia de la lluvia en el olivar.
¿Cuál es la importancia de la lluvia en el olivar?
Aunque se trate de un cultivo de secano, el agua es indispensable en diferentes etapas del ciclo vegetativo del olivo. Desde la floración hasta la maduración de las aceitunas, cada fase requiere una cantidad específica de reservas hídricas para un desarrollo óptimo. Es decir, la importancia de la lluvia en el olivar va a variar en función de cuándo tengan lugar las precipitaciones y de qué cantidades se registren. Por tanto, ¿qué ocurre si llueve en exceso o si hay sequía?
¿Qué sucede cuando llueve demasiado?
Si bien las precipitaciones suelen ser positivas para el cultivo de la aceituna en términos generales, la importancia de la lluvia en el olivar también implica saber cuándo el exceso se vuelve un problema. Veamos qué ocurre:
- Escorrentía: Si cae demasiada agua de forma concentrada, puede generarse escorrentía o encharcamiento del suelo, lo que conduce a la asfixia radicular. En otras palabras, las raíces “se ahogan”.
- Riesgo de enfermedades: Este exceso de humedad en el suelo favorece la proliferación de hongos y plagas que pueden afectar la salud de los olivos y la calidad de la cosecha.
- Erosión del suelo: Las fuertes precipitaciones incluso pueden provocar la erosión del terreno, comprometiendo la estabilidad de los árboles y reduciendo la productividad del olivar.
- Paralización de cosecha: Si las precipitaciones coinciden con la época recolección, una lluvia muy abundante puede paralizar los trabajos y afectar a la producción de aceite.
- Bajada de la calidad: Cuando el fruto absorbe demasiada agua, puede diluirse la concentración de polifenoles y grasas, lo que también repercute negativamente en la calidad del aceite.

¿Y en caso de sequía?
Por su parte, los periodos de sequía también acarrean consecuencias negativas. De hecho, cuando la lluvia escasea, la importancia de la lluvia en el olivar se convierte en realidad dramática. ¿Cuáles son los efectos directos?
- Maduración prematura: En condiciones de sequía, las aceitunas tienden a madurar más rápido. Eso sí, con poca agua, el fruto puede quedar pequeño, con menor contenido graso y menos compuestos de calidad.
- Perjuicios en el perfil sensorial. Además, bajo estrés hídrico, el aceite obtenido puede tener cambios en su perfil sensorial (menos intensidad, menos aromas) y en los nutrientes saludables.
- Reducción de la producción: La falta de precipitaciones reduce la disponibilidad de agua en el suelo, por lo que el olivo entra en modo “supervivencia”, limita el crecimiento, reduce la floración y el cuajado. Esto hace disminuir la cantidad de aceite producido durante la cosecha.
- Pérdidas económicas. Una sequía prolongada compromete la rentabilidad y hasta la viabilidad de la explotación. En este sentido, un informe de la Cooperativas Agro‑alimentarias de España advierte de que la falta de lluvias y las altas temperaturas en otoño están reduciendo significativamente las expectativas de producción para 2025/26.
¿La lluvia es buena para los olivos?
Por tanto, la importancia de la lluvia en el olivar es esencial siempre que sea de forma apropiada para la época del año. Por ejemplo, durante la primavera, los olivos están en floración y necesitan bastante agua para optimizar el proceso de formación, fecundación y cuajado. Es decir, el agua contribuye a que haya más flores, más polinizadas y con un correcto desarrollo a lo largo del verano gracias a las reservas hídricas acumuladas. Una mejor campaña que repercute en el precio del aceite.
En cambio, las lluvias en el olivar no serán tan bien recibidas por los agricultores durante la época de maduración de los frutos, que se produce entre septiembre y noviembre. ¿Por qué? En este momento, la aceituna está en lipogénesis, o sea, construyendo su composición. Si recibe mucha agua, el porcentaje sobre aceite será mayor y el rendimiento de la aceituna caerá.
Por tanto, como dice la sabiduría popular, en el equilibrio está la virtud. ¿Te apetece vivir esta experiencia en primera persona? Reserva tu visita en la almazara de Jabalquinto de Coosur y descubre la importancia de la lluvia en el olivar en pleno corazón de Jaén y en un entorno en el que innovación y naturaleza se funden para ofrecerte lo mejor del aceite de oliva con el menor impacto posible. ¡Te esperamos!
