Con la llegada del calor, todos soñamos con días de sol, playa y ropa ligera. Pero, ¿sabías que, según los estudios, tienes seis veces más posibilidades de sufrir una quemadura solar en la época estival? Esto se debe a que la dermis no está lista de un día para otro tras el largo invierno. Por eso, debes preparar la piel para el verano si quieres un bronceado saludable, duradero y, sobre todo, seguro.
¿Cómo preparar la piel antes de tomar sol?
Ten en cuenta que la piel necesita al menos 3 semanas de aclimatación antes de tomar el sol de forma intensa, incluso con las adecuadas cremas protectoras. De ahí que más de la mitad de los daños por radiación UV se produzcan en los primeros días de la canícula. Y esto no se traduce en simples rojeces o picazón en la zona afectada; la exposición excesiva a la radiación UV puede dar lugar a efectos nocivos agudos y crónicos, incluido el cáncer de piel.
Por tanto, hay que preparar la piel para el verano. ¿Cómo? No se trata solo de utilizar protección solar tópica -que por descontado- y de exfoliar e hidratar -que también-. Lo que comes tiene un impacto directo en la salud cutánea. Así, la radiación solar genera radicales libres que aceleran el envejecimiento y dañan las células. Para combatir esto, necesitas reforzar la dermis con antioxidantes, vitaminas, betacarotenos y grasas saludables. Es decir, una buena dieta es el mejor protector solar que actúa desde dentro.
Menú fotoprotector: alimentos contra el daño solar
En este sentido, preparar la piel para el verano implica adoptar ciertos hábitos alimenticios. ¿Operación bikini a la vista? Estos son los ingredientes que debes incluir en tu menú fotoprotector:
- Zanahorias, calabaza y boniato. Ricos en betacarotenos, ayudan a bloquear la acción de los radicales libres y estimulan la melanina, el pigmento natural de la piel. Además, si los incorporas a tu dieta, lucirás un bonito tono dorado en tu bronceado.
- Tomate, sandía y pimiento rojo. Contienen licopeno, un antioxidante que protege del daño celular por exposición solar. De hecho, según una investigación de la Universidad de Ohio, consumir tomates diariamente disminuye a la mitad el riesgo de cáncer de piel.
- Pescados azules. Estos productos son ricos en omega-3, un ácido graso que refuerza la barrera lipídica de la piel, y astaxantinas, que también actúan como protectores solares.
- Marisco. El hecho de que en verano te apetezca una buena mariscada no es casual. Estos productos marinos, además de las nueces y espinacas, presentan altos niveles de Q10, una coenzima que nutre y protege la dermis.
- Frutas rojas y cítricos. Fuente de polifenoles, las frutas rojas actúan como escudos antiinflamatorios. En consecuencia, son perfectas para una merienda veraniega y anti-radiación. Por su parte, las naranjas, pomelos, limones… aportan importantes dosis de vitamina C, vinculada a la producción de colágeno. Así, tendrás un moreno radiante y una piel flexible.
- Frutos secos. Las semillas y frutos secos también son grandes productos para preparar la piel para el verano gracias a la presencia de vitamina E, fundamental para prevenir las quemaduras solares y reducir el fotoenvejecimiento producido por los radicales libres.
- Té verde y cacao puro. Son conocidos y potentes antioxidantes. En concreto, sus catequinas mejoran la microcirculación cutánea y previenen manchas solares.
El AOVE, aliado antes, durante y después del bronceado
Como ves, cuentas con ingredientes para elaborar una dieta fotoprotectora súper completa, con primero, segundo y postre. Pero la cosa no queda ahí. El aceite de oliva virgen extra no sólo te ayudará a hilar tu menú, sino que también se convierte en un auténtico elixir para la piel.
Esto es debido a que el AOVE contiene vitamina A y E, polifenoles y escualeno, tres compuestos que luchan contra el envejecimiento cutáneo y potencian la reparación celular. Por tanto, es oro líquido es otro alimento esencial para preparar la piel para el verano.
Pero, además, ¿sabías que, empleado de forma tópica, el aceite de oliva puede actuar como aftersun natural? Aplicado con la piel húmeda tras la ducha, ayuda a calmar la irritación, hidratar en profundidad y aliviar las posibles molestias por quemaduras. Un truco: mezcla una cucharadita de AOVE con unas gotas de aceite esencial de lavanda. Tendrás un efecto hidratante-calmante perfecto para después del sol. Incluso los estudios han demostrado que tomar AOVE permite prolongar el bronceado durante más tiempo.
En definitiva, no esperes a que el termómetro marque 40 grados para cuidar preparar la piel para el verano. El sol es vida, pero también puede dejar huella si no tomas precauciones. ¿Quieres descubrir más consejos de salud y gastronomía? ¡Te esperamos en el blog de Coosur!