Los pequeños placeres son mucho mejor si se comparten, por lo que no puedes dejar de sonreír al pensar en sentarte con ellos a pasar la tarde mientras coméis unas magdalenas de calabacín. El ambiente se llenará de risas, de palabras medio susurradas, de complicidad. Será una buena tarde.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.